Los emprendimientos dinámicos: Una ventana de oportunidades para el desarrollo de empresas sostenibles
MSc. Sándor Espinoza Donaire
Director Académico
Universidad Iberoamericana de Ciencia y Tecnología – UNICIT
En los últimos años, Nicaragua ha experimentado un dinamismo económico superior al promedio de la región centroamericana, un auge exportador notable, una marcada reducción del endeudamiento público, una tendencia a la baja de la inflación como resultado del manejo disciplinado de sus políticas fiscales, financiera, monetaria y cambiaria, consolidando así su estabilidad macroeconómica.
Aún cuando la última Encuesta de Medición del Nivel de Vida (EMNV), publicada en 2015 por el Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (INIDE), que contó con asistencia técnica del Banco Mundial y utilizando como medida de bienestar el consumo, evidencia que la pobreza general a nivel nacional bajó de 42.5% en 2009 a 29.6% en 2014 y la pobreza extrema bajó de 14.6% a 8.3% en el mismo período; la lucha contra la pobreza continúa siendo uno de los grandes desafíos que enfrenta Nicaragua. En este sentido, es preponderante continuar con la labor, fortaleciendo e involucrando en diálogo y consenso y de manera más sistémica al sector privado, el cual es un agente clave para acelerar el crecimiento económico de Nicaragua y consecuentemente mejorar la calidad de vida de las familias nicaragüenses.
En línea con lo anterior, esto requerirá necesariamente de la creación de negocios innovadores que puedan competir en el mercado local y global y para ello los emprendimientos dinámicos, son un buen punto de partida, ya que se caracterizan por su alto nivel de innovación y potencial de crecimiento. No obstante, es una tarea compleja, que requiere de la articulación y coordinación de muchos actores y procesos para ser realizada de forma exitosa.
En este sentido, dado el contexto de la sociedad del conocimiento en la que resulta clave resolver problemas y satisfacer necesidades, las instituciones de educación superior estamos en la responsabilidad de contribuir a este cambio, generando ecosistemas dinámicos al cual permita acercar a nuestros estudiantes y profesores con las empresas, fomentando así una nueva cultura de emprendimientos dinámicos, en la que de esta manera estaremos promoviendo la creación y transferencia de conocimientos que se generan en las universidades y siendo catalizadoras de actividades empresariales basadas principalmente en el emprendimiento y la innovación tecnológica.
En general, este desarrollo se puede alcanzar a través de factores clave como la capitalización del conocimiento de investigadores y alumnos, la creación de ambientes que propicien la innovación en emprendedores y empresas, la incubación y aceleración de negocios y la atracción de empresas de alto valor, entre otros. Todos estos factores en el marco de una visión y estrategia alineadas con las oportunidades de desarrollo de Nicaragua.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que este nuevo tipo de emprendimiento, genera la necesidad de desarrollar herramientas para ayudar a los emprendedores en la identificación de oportunidades y formulación de planes de negocios, cuyos factores claves de éxito sea la “innovación en valor”, que significa aplicar una lógica estratégica diferente de no utilizar a la competencia como referencia para la comparación. Esta herramienta debe facilitar la exploración y comprensión de los problemas en los que se desea enfocar el nuevo emprendimiento y facilitar la formulación de los planes de negocios en condiciones de calidad y oportunidad, superiores a los emprendimientos de subsistencia o por necesidad.
No obstante, crear un negocio cuando el entorno aparentemente no sea el mejor o el que quisiéramos para poder emprender, supone: muchas dudas, incertidumbres, temores a fracasar, desmotivación por no disponer de los recursos económicos suficientes para iniciar el emprendimiento, entre otros. Sin embargo, debemos recordar a Einstein: “Es en la crisis cuando nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias (…)”. Es decir, que es en los problemas donde identificamos grandes oportunidades para innovar y crear el negocio de nuestras vidas y seguramente el negocio de tantas personas que nos acompañarán en el camino. Es válido además enfatizar, que quien emprenda proyectos innovadores sin conciencia de las limitaciones está condenado al fracaso. La razón fundamental de la insuficiencia de innovación son los obstáculos y no la falta de ideas.
En consecuencia, el camino por recorrer es largo y seguramente nos preguntaremos: ¿cómo lo hago? Entonces es importante desarrollar liderazgo emprendedor, marcado por la pasión y el propósito de transformar el mundo, encontrando la motivación, ya sea por necesidad de cambio, deseo de superación o cualquier otra causa y con ello, es importante diseñar un futuro inspirador de éxito por el cual luchar cada día.
Otro aspecto importante es identificar varias ideas y después elegir la idea de negocio innovadora, creativa, que genere valor y responda a las necesidades de los clientes o consumidores. Cabe destacar que la mayoría de los emprendedores se quedan en busca de una idea de negocios perfecta, cuando en realidad las ideas no son ni buenas ni malas. Solo son ideas.
Habiendo identificado y definido la idea, es importante diseñar el modelo de negocios a utilizar, que resulta ser uno de los elementos más importantes para crear una empresa sostenible. Posteriormente, es necesario elaborar el plan de negocios que constituya una herramienta para minimizar los riesgos al emprender y para evaluar oportunidades y definir su viabilidad. En consecuencia, el plan de negocios debe ser sencillo, realista y práctico para que sea del interés de inversionistas.
En efecto, los emprendimientos dinámicos constituyen una ventana de oportunidades para la creación de empresas sostenibles, debido a su mayor potencial de aportar a la creación de empleos de calidad y ayudar a diversificar la estructura productiva de Nicaragua. Es importante maximizar sus beneficios y eso conlleva, entre otras acciones, a fortalecer las alianzas entre universidades y empresas, ya que mientras las instituciones educativas formamos al capital humano emprendedor con valores, capacidades y habilidades favorables al emprendimiento tales como la creatividad, la iniciativa personal, el trabajo en equipo, la solución de problemas, la aceptación de la incertidumbre, entre otras; las empresas, por su parte, dan forma a la estructura productiva, constituyendo el ámbito en el que se completa el proceso de desarrollo de capacidades y en el cual se adquieren redes de contacto valiosas para el emprendimiento.